COLONIZANDO DESDE LA IZQUIERDA Y POR ABAJO
COLONIZANDO DESDE LA IZQUIERDA Y POR ABAJO
Atawallpa Oviedo Freire/16-02-2021
Normalmente se cree que el colonialismo es propio de la derecha y no de la izquierda. Una falacia más, dentro del binarismo neocolonial impuesto al mundo. Un sistema colonial no puede parir descolonización, sino nuevas formas neocoloniales. El colonialismo no se ha terminado, ha adquirido nuevas formas de colonialismo interno o de colonialidad. La izquierda no ha hecho ni se ha propuesto una descolonización, que implica romper con el eurocentrismo generador de todo ello. La izquierda es neocolonial o es un neocolonialismo de izquierda.
La izquierda desde que nació fue anti Abya Yala o estuvo en contra de las ontologías y epistemologías indígenas, a las que consideraba (igual que la derecha) como atrasadas, primitivas, mágicas. El objetivo de la izquierda fue hacer un proceso de colonización con el marxismo, para que el mundo indígena olvide sus concepciones milenarias y adopten las teorías provenientes desde la Europa izquierdista. La izquierda jamás se planteó asimilar y peor hacer su acción política desde el pensamiento indígena, al que consideran inferior, básico, insuficiente. Solo recientemente el pensamiento indígena discurre como filosofía, pero no por obra de la izquierda, sin embargo, sigue siendo para ellos la filosofía occidental la más profunda y la mejor. Son expertos en pensamientos occidentales y hasta orientales, y muy poco conocen de la tierra que les vio nacer. Hasta ahora no descubren Abya Yala.
La izquierda siempre habló de la “problemática indígena”, pues para ellos la cosmovisión indígena era un óbice para sus dogmas. Y creían también que había que civilizarles, culturizarles, educarles, pues las creencias y actitudes de los indígenas no se ajustaban a su excelso molde revolucionario. Cuando lucharon por la reforma agraria no era solamente para sacarlos del sistema de haciendas, sino para que se incorporen a sus esquemas en los que debían convertirse en proletariado, para profundizar el capitalismo y con ello salir de lo que ellos consideraban el atraso de las fuerzas productivas.
Los indígenas debían desindigenizarse, dejar lo que habían sido milenariamente para pasar a ser la masa de la izquierda, la retaguardia de la lucha revolucionaria. Jamás la vanguardia, pues no eran los más avanzados de la clase revolucionaria, no eran los “mejores hijos del pueblo”, que para ellos eran los “gloriosos miembros” del buró político, del partido revolucionario, y de la clase proletaria guiada por el marxismo leninismo.
Han pasado 500 años y no hay mayor cambio, siguen empeñados en seguir colonizando por la izquierda y por abajo, mientras la derecha lo hace por arriba. La izquierda hasta ahora no ha hecho un giro ontológico y epistemológico, siguen compartiendo los mismos compendios estructurales y fundacionales con la derecha, y su diferencia es tan solo de clase. Siguen hablando desde Latinoamérica, es decir, desde la América eurocéntrica y no desde Abya Yala. Ni siquiera han investigado sus ontologías y epistemologías. Por eso, tanto derechas e izquierdas coinciden en acusar al pensamiento indígena de pachamamista, abyayalista, esencialista, etnocentrista, etnocacerista, fundamentalista, etc.
La izquierda es también reduccionista, creyendo que la única dicotomía es derecha-izquierda, cuando esa es una entre otras, ni siquiera es la principal ni la superior. La fundamental es la dicotomía cultural, con dos mitos fundantes íntegramente diferentes. Lo eurocéntrico y lo indígena son dos paradigmas totalmente excluyentes. Por eso, en estos 500 años no han logrado acabar con las culturas indígenas, ni desde la derecha blanca ni desde la izquierda mestiza, y ambos se autodefinen como blanco-mestizos y no como indo-mestizos. Hasta ahora no hay una izquierda que promueva, fortalezca, profundice la racionalidad indígena, como algo central y primordial, si no tan solo como algo periférico. Siguen sin entender el discurso de Choquehuanca, cuando se posesionó como vicepresidente.
Continúan empecinados con su caduca “lucha de clases”, que significa asaltar el poder para desde arriba imponer la revolución mediante una dictadura. Y cuando han estado en el poder se dedican a perseguir y asesinar a los movimientos sociales, especialmente al campesino y al indígena. La izquierda neocolonialista sigue viviendo en formas y medios pequeño burgueses, no han entrado en formas agroecológicas de producción, en formas de bioconstrucción de vida, no promueven las ecoaldeas, las cooperativas, las comunidades, etc. Es decir, no se dedican a construir/reconstruir el tejido comunitario desde abajo, desde la cotidianeidad, desde las formas de vida básicas, como lo han hecho los zapatistas y otros. Siguen solamente esperando tomar el poder desde arriba, por las armas o electoralmente. Quién no vive el otro mundo, solo habla desde las retóricas y no desde la vivencia propia. Habla desde la cabeza dogmática y no desde el corazón enraizado.
Hace 15 años el mundo indígena puso en el tapete el Buen Vivir y la izquierda se lo quiso robar, le vació de contenido y le puso su tinte izquierdista, bajo el membrete de socialismo comunitario o comunismo identitario, etc. Ahora, ya casi no hablan de ello, pues en realidad no les interesa las racionalidades indígenas, solo les sirve como folclor y suvenires. Solo les sirven como fuerza física, no como fuerza intelectual y teórica para diseñar los procesos de transformación.
Ecuador
En la reciente campaña electoral, se han lanzado en contra del movimiento indígena y en particular contra Yaku, bajo distintos argumentos, pero a la final en contra. No como un aporte sino como un ataque. Unos más, otros menos. No es casual o un evento más, es el reflejo del neocolonialismo, es la expresión clara de que el eurocentrismo sigue moldeando a la población, desde la derecha y desde la izquierda, pero ambos atacan al movimiento indígena. Para los dos, los indígenas están equivocados porque no actúan ni se ajustan a sus dogmas, porque piensan desde sí mismos y no desde las “verdades científicas” de la izquierda ni desde el “pensamiento desarrollado” de la derecha.
Siguen repitiendo malsanamente que Yaku apoyó el golpe contra Evo y que estuvo a favor de Añez. El Mallku y muchos dirigentes indígenas bolivianos criticaron a Evo por querer eternizarse en el poder, cuando el pueblo le negó esa posibilidad en un plebiscito, pero con una maniobra anti democrática nuevamente estuvo de candidato (que luego él ha reconocido que se equivocó), y ganó por fraude, algo que hasta ahora no ha sido comprobado que no lo fue.
Algunos dicen que no hubo fraude porque ganó Arce. El MAS ganó porque es el único partido grande de izquierda, porque el pueblo boliviano votó contra la derecha, porque votó por su partido a pesar de Evo, porque votó por Choquehuanca, a quién Evo le sacó de su gobierno porque no estaba de acuerdo con muchas situaciones de su gobierno. Es por ello, que tampoco quería que vaya de candidato a presidente, pero como había la posibilidad de que el MAS se divida aceptó darle a regañadientes la vicepresidencia.
Es muy conocido la disputa al interior del MAS entre el ala progresista-izquierdista y el ala del suma qamaña o del vivir bien. Y algo parecido se reproduce en el Ecuador, con la diferencia de que la izquierda ecuatoriana tiene sus propios partidos, y el movimiento indígena tiene el suyo. Caso contrario, Pachakutik sería un partido poderoso y las disputas serían al interior y no al exterior, como se da ahora.
La izquierda dogmática dice que Yaku es agente de la CIA, que está vendido al banquero Lasso, que es de derecha, que es pachamamista fascistoide, etc. No me sorprende, es lo que puede venir desde la izquierda neocolonial, que está herida porque ahora el movimiento indígena les disputa la dirección de la lucha popular y de la teoría revolucionaria, que antes la dirigían ellos y la creían de su exclusividad. Dolidos porque el movimiento indígena ya no es su brazo indigenista para su revolución marxista y para la construcción de su socialismo-comunismo, es decir, para construir un sistema eurocéntrico fracasado en todo el mundo y no para fortalecer el sistema comunitario indígena de miles de años, que sigue vivo y latente, aunque disminuido.
La izquierda racista se atreve a decirle a Yaku que no es indígena, porque en su prepotencia quieren seguir clasificando y calificando quién es o no es indígena, como igual encasillan quién es o no revolucionario, quién es o no avanzado, quién es o no verdadero. El ego pequeño burgués en su expresión sempiterna. A mi persona me quieren descalificar bajo el argumento de que no puedo hablar de lo indígena porque no soy indígena, es decir, la izquierda racista como hace 500 años sigue clasificando a las personas por el fenotipo y no por sus convicciones y modos de ver el mundo. Y como saben que tengo el nombre Atawallpa desde mi nacimiento, no me atacan por ahí como a Yaku, sino ya me estarían diciendo que soy un mestizo falso por haber renegado de lo occidental. Puro racismo colonial, lo impusieron hace 500 años los monárquicos y ellos siguen manejándose con el mismo apartheid.
La izquierda foquista le acusa a Yaku de haber pactado con Lasso y de no haber lanzado una insurrección. Nuevamente presente el aventurerismo. El movimiento indígena apenas logró el 20%, sería un suicidio lanzarse a un romanticismo insurreccional cuando no hay por lo menos un 50% que apoye al movimiento indígena para sostener un proceso así. Acusan al movimiento indígena de que se vendió en la revuelta de octubre del 2019, al no haber aprovechado del momento para tumbar a Moreno. Quién hubiera ido en su remplazo. Acaso al derechista de Nebot, al que promovía Correa para que se haga cargo del país por el mal manejo de Moreno de la pandemia. Acaso otro correista para seguir robando desde el Estado. Acaso Leonidas Iza para que el Ecuador racista le haga un golpe y le quite inmediatamente del poder. Siguen sin entender que lo primero que hay que hacer es una revolución cultural para cambiar la mentalidad de la población, para luego pensar en ligas mayores, sino solo se reproducirían las experiencias desastrosas vividas en otros países. Y esa revolución cultural puede empujar Yaku, desde un gobierno legalmente reconocido.
Luego de las votaciones han aparecido algunos intelectuales defendiendo al movimiento indígena, pero confesando que votaron nulo porque habían algunos vacíos en las propuestas de Yaku, claro, no eran perfectos como ellos. Otros académicos que decían que no apoyaron a Yaku porque no creen en las elecciones, ahora aparecen defendiéndolo luego del gran porcentaje que obtuvo y que ellos creían que sería bajo. El oportunismo pequeño burgués.
Entonces, la izquierda no cree ni puede aceptar que es neocolonial y pequeño burguesa, cuando no ha hecho un proceso de descolonización integral. En todos estos años de experiencia de la izquierda tan solo han cambiado algunas formas, pero se siguen conduciendo por los mismos esquemas básicos de siempre, que en todo el mundo no han demostrado ser una alternativa, y quieren arrastrar al movimiento indígena en ese fango. Siguen viviendo como pequeño-burgueses y no en formas descolonizadas, por lo que todo son palabras bonitas.
Personalmente tuve que aceptar que vivo en un sistema colonial, que fui formado colonialmente y que era un pequeño burgués, y a partir de ello pude comenzar un proceso de descolonización integral desde la filosofía andina y no desde una filosofía eurocéntrica de liberación. Llevo 30 años haciéndolo conscientemente, luego de mi paso por la izquierda en la universidad, y todavía veo que me quedan rezagos pequeño-burgueses. Mientras la izquierda ni siquiera se ha propuesto, peor ha empezado.
Mientras la izquierda latinoamericana no se descolonice seguirá reproduciendo los mismos dogmas que les llega desde Europa, cuando en la propia Europa hay gente que está en proceso de deseurocentrización y van a Abya Yala a desaprender para reaprender y empezar una descolonización. Como igual lo hacen con todo el mundo indígena de la Madre Tierra (el Ubuntu africano, el Swaraj asiático, etc.), para con ello tener más elementos y poder retomar lo indígena europeo. Hay un gran despertar del movimiento celta y de otras culturas indígenas europeas, mientras en el resto del mundo buscan terminar con lo ancestral tanto por derechas e izquierdas. Esa la ironía y la paradoja que vivimos.
Entonces, mientras la izquierda binarista siga creyendo que el marxismo es lo único o mejor, seguirán dándose con la misma piedra. Nosotros no negamos el marxismo, pero no creemos que sea lo más revolucionario y peor lo único. Mientras los eurocéntricos de izquierda sigan negando, desconociendo, rechazando la filosofía indígena, y sigan solo pensando desde la izquierda el neocolonialismo seguirá reproduciéndose en nuevas formas. Ya vemos como muchos indígenas han abrazado las teorías que vienen desde la izquierda y la derecha, cada día aumenta más el felipillismo. Ahora, no solo hay que enfrentar a la derecha, a la izquierda eurocéntrica, sino además a los felipillos y a las malinches.
En este momento la lucha que tenemos no es solo de clase o ideológica, sino cultural, paradigmática, fundacional, ontológica. La izquierda racista y pequeño burguesa seguirá atacando al movimiento indígena al exterior y al interior, porque en el fondo no están dispuestos a cambiar sus presupuestos paternalistas, extractivistas, positivistas, racionalistas. Esa lucha enfrentamos, entre los dogmas de izquierda de 200 años de existencia, con los saberes construidos en más de 20.000 años por el ser humano de Abya Yala.