El vicepresidente e idiomas originarios
Foto: Tejido o Aguayo de Lucia Puma. En los aguayos tejieron los incas su datos númericos, su escritura y logografías.
Evo y Linera no hablan ningún idioma originario (Indioqta siminta mana rimayta atinkuchu)
Muruchi Poma/ 27-12-2018
Vicepresidente pescado In fraganti
El viernes 21-12-18, una periodista le preguntó al Vicepresidente del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia: ¿Usted habla quechua, aymara (idiomas originarios de Bolivia)?¿Puede dar un saludo en un idioma nativo?”. Fue sorpendido in fraganti, no sabía como responder. Finalmente le salió una respuesta más absurda: “fíjese como está en mis papeles que se han entregado... Todos los postulantes han entregado unos papeles al TSE (Tribunal Supremo Electoral)”. Un papelón, una vergüenza para alguién que se da las ínfulas de ser intelectual y de haber leido miles de libros.
La leyes bolivianas sólo para leerlas y no acatarlas
La Constitución Política (Art. 5.I. y II.), la ley 269 y el Drecreto Supremo 2477 estipulan la obligatoriedad del manejo de los idiomas maternos de la colectividad para ocupar funciones públicas del Estado Plurinacional de Bolivia. El Instituto Plurinacional de Estudio de Lenguas y Culturas (IPELC) de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos y Afrobolivianos, es la instancia que controla y regula esa norma. Pero lamentablmente está bajo la tuición del Ministerio de Educación, cuyo ministro está en la misma desastroza situación lingüistica que el Vicepresidente. Los barones del Estado tienen su gente en las instancias de control. Necesitan un certificado, se lo adquireren aprobado y firmado por sus cuates. Lo propio ocurrre con la justicia boliviana y el TSE.
Banquete para la oposición racista
Para la oposición racista que no sólo no habla algún idioma originario sino que las detesta, la actitud de un Vicepresidente de corte socialista marxista fue un banquete servido. Sus "masis" (en qushwa sus cuates) lo conocen muy bien. Algunos de ellos salieron prontamente con saludos navideños en idiomas nativos más hablados en Bolivia. Era de esperar eso. La huelga de hambre de defensa del 21f (el referendum donde Evo y Linera lo perdieron) convocada solo por ellos, excluyendo a los de la oposición originaria, esa huelga no prospera. Saben que están en las puertas del fracaso. Esa oposición pide ahora someter en público a Evo y Linera a examen de lengua originaria. Encontró el argumento no para anular el binomio masista sino para desenmascarar la falacia de los dos frente a los originarios. Pues sabe que quiénes defienden a Evo y Linera son los originarios. Para nosostros está claro sin los indios a la cabeza no hay una solución política. La oposición sueña con volver al poder. Pueden soñar pero al despertar se encontrar con los indios.
El desafío para Evo y Linera
Después de la derrota de la dupla en el referendum del 21 de febrero del 2016, Evo y Linera vienen caminando sobre cuerdas flojas. La reelección no es derecho humano le dijeron los juristas. No les quedó otra que recurrir a sus cuates de los tribunales para ser avalados. Pero justo la demanda casual de la oposición debieran tomarlo como desafío. Un tribunal de lingüistas conformada por las 9 universidades públicas de Bolivia debiera no sólo revisar los certificados presentados por todos los candidatos sino también someterles a un éxamen riguroso de habla y escritura de un idioma originario. Los que no aprueban el éxcamen deben irse a sus casistas. La ley se respeta. Una mayoría de la oposición sería facilmente descalificada. Dicen que el principal opositor Carlos de Mesa recién está aprendiendo el aymara. Estoy seguro que Evo podría salvarse porque sabe de niño el aymara y de mayor el quechua, pero como dice el legendario Mallku las habla mal pero muy mal. Evo no está a la altura de los intelectuales aymaras, queshwas y guaranies. Perdió su identidad cultural. Ahí el problema. Si es sincero consigo mismo debería dar paso a los que pueden. El intelectual aymara Dr. Ph. Felix Patzi Paco, su exministro de Educación, es un candidato serio y una buena alternativa.
Foto: El número cero y diecinueve en la escritura maya.
La importancia del idioma materno
La exuberancia de una planta depende de la vigorosidad de los nutrientes que la recibe. Cuanto más vigoroso los nutrientes mas exuberante la planta. Algo parecido sucede con nuestro intelecto. Según expertos (Raymons Cartell) tenemos inteligencia fluida y cristalizada. Mientras la primera tiene mucha relación con factores como creatividad, razonamiento e intuición, la segunda, es decir la inteligencia cristalizada, depende del conocimiento verbal (verbal knowledge) y de la elocuencia verbal (fluency verbal). La madre del saber está entonces también en el manejo del idioma. A más dominio de lenguas más exuberante nuestro intelecto.
Lo escuchamos y lo entendemos. Sin embargo, si no sabemos el idioma escuchado un carajo lo entenderemos. Entonces, ¿qué nos permite entender el idioma hablado en un tiempo de no más de un cuarto de segundo? Pues cada idioma tiene su estructura rítmica. Ella nos permite segmentar acústicamente las palabras, es decir mediante ese ritmo podemos detectar la información de los límites de las palabras, con lo que podemos, finalmente, identificar la semántica de la palabra. La psycolingüista del Max-Planck-Institut Anne Cutler indica que el procedimiento de segmentación, es decir el de reconocer los límites de de las palabras, lo aprendemos en nuestro idioma materno.
De feto escuchamos a nuestras madres
Ya a los 8 meses de feto en el vientre percibimos la melodía idiomática (prosodia) de nuestras madres. Nuestro idioma materno. A los 9 meses de niñez captamos el patrón fonético y fonotáctico de la lengua hablada por nuestra mamá. Entre los 3 y 6 años de niñez manejamos no sólo el patrón prosódico sino también los fundamentos de la fonética, léxica y gramática del habla de nuestro idioma materno. Ese patrón prosódico del sistema lingüistico, que en los primeros años de nuestra niñez vamos perfeccionándolo, es, posteriormente en nuestra vida de adultos, una especie de radar para captar las palabras de la fluidez del habla. Lo escuchamos y lo entendemos. Gracias a lo aprendido de ese patrón de nuestro idioma materno, de adultos, en nuestra calidad de oyentes, podemos segmentar las palabras y las oraciones en la locución fluida con nuestros interlocutores.
El genocidio cultural continua en una sociedad colonial
El problema estructural de una sociedad colonial como Bolivia está justamente en la educación de los idiomas. Aprendimos, y aún es asi en muchos lugares del Abya Yala, el español recién a los 6 años, al ingresar a las escuelas, donde el aprendizaje de nuestros idiomas maternos, considerados como signo de retraso, se la interrumpe.
Interferir el aprendizaje del niño de su idioma materno es comparable con el dejar de regar agua a la planta o eliminar sus raíces de sustento. Su muerte es lenta y segura. Es un genocidio a la inteligencia del niño privarle el aprendizaje de su idioma materno. De ahí que en Bolivia y en el Abya Yala, allí donde se impone el aprendizaje del castellano sin fomentar al mismo tiempo (ojo y aquí vale la remarcación) nuestros idiomas maternos, continua el genocidio colonial. Muchos k’aras, mestizos y originarios creen que con aprender el idioma colonial habremos superado el colonialismo. Un graso error. Los migrantes con el dominio de su idioma materno nos llevan, en un principio, una ventaja mínima de 6 años. En casa nuestros padres no hablan el idioma colonial menos la dominan. Muchos papás y mamás originarios han optado por prohibir a sus hijos hablar sus idiomas maternos y exigirles aprendan el castellano. Existe la creencia antipachamámica de que nuestros idiomas maternos les perjudican en el aprendizaje del idioma colonial. Falso, como lo hemos visto.
Aymara sin el aymara o queshwa sin el queshwa
El resultado de esa situación es que pateamos el español, posible que nos plazca, pero nuestra carrera profesional es pateada por los de mente colonial: pésimo nuestro castellano y no hablamos nuestros idiomas. Patético es nuestro presidente Evo Morales. Estamos destinados a que nos sigan gobernando como el Linera a Evo. No pocos originarios de mente blanca y colonizada, sobre todo los antipachamámicos, que se rindieron, prefieren por eso a que algún periodista o intelectual de la clase media colonizada les gobierne pues son mejores que ellos. Somos aymaras sin el habla del aymara, queshwas sin el queschwa, guaranies sin el el guaranie. Los políticos mestizos y criollos racistas y de mentalidad colonial nos miran con mucha satisfacción porque así mantienen la enorme ventaja que nos tienen en el dominio de su idioma materno. De ahí que no es raro que puestos de trabajo de dirección sean ocupados por esos colonialistas culturales de hoy. Un español o argentino migrante accede fácilmente a esos puestos de trabajo. Si no cámbianos esa situación de colonialidad, nuestros hijos (as) seguirán con el rol pongos: cuidar las puertas como porteros, trabajar de empleadas domésticas (cómo dijera sabiamente el Mallku) o estar de segundos como sucede en el gobierno actual.
Politicos deben dar ejemplo y fomentar el habla de idiomas
El aprendizaje de nuestros idiomas maternos no empieza con la educación en las escuelas sino mucho más antes. De ahí que los políticos no sólo deben hacer cumplir lo escrito en el Artículo 6, inciso 1 de la Ley 269: “A recibir educación en su lengua materna y segunda lengua con su respectiva pertinencia cultural”. Sino también desarrollar políticas educativas también para niños preescolares, fomentar guarderías infantiles con enseñanzas en base a nuestros idiomas maternos.
Y los políticos debieran dar ejemplo hablando no sólo los idiomas relativamente universales como el inglés sino también los idiomas originarios. Ahí tiene sentido de ser boliviano. Seré boliviano mientras pueda hablar mi idioma nativo ( simiyta rimaspa boliviano kani) y pueda participar en las decisiones de Bolivia (kuska ruaspa boliviano kani).