¿Guerra civil en Estados Unidos?

¿Guerra civil en Estados Unidos? ¿Invasión militar a Venezuela?  La “Sorpresa de octubre” de Trump.

Dr. Heinz Dieterich 
Director, Center for Transition Sciences, CTS-UAM 
Coordinador, World Advances Research Project, WARP

24/09/2020

1. Tambores de Guerra

El mundo está preocupado por la pandemia que cada cuatro años invade a Washington y amenaza la paz de la humanidad. Esta plaga se llama “la sorpresa de octubre” – the october surprise-- y se refiere a operaciones criminales electorales para usurpar la presidencia.

Noam Chomsky, considerado “la conciencia de la nación”, ha advertido que hay “riesgos inminentes de guerra civil”, si no se produce una victoria electoral de Trump “muy clara”. Trump mismo ha anunciado en la televisión que es posible que no reconozca los resultados electorales. La líder demócrata Nancy Pelosi advierte a Trump de un nuevo juicio político (impeachment), si procede de forma anti-constitucional. Sectores militares y de inteligencia estadounidense ponderan la necesidad de un golpe de Estado (Bob Woodward, Rage). Maduro, el presidente-dictador venezolano pregona que Trump invadirá el país para acabar con él e Irán avisa que irá a la guerra ante una provocación bélica de Trump.

¿Cuál será entonces, se preguntan en vilo los gobiernos del mundo, la “sorpresa de octubre” del amoral Trump para ganar las elecciones del 3 de noviembre?

2. Trump y la “sorpresa de octubre

Por regla general, las elecciones en Estados Unidos las gana el candidato que emplea mejor las armas de la guerra sucia y de la manipulación. En el caso del Partido Republicano, esa praxis incluye actividades criminales y crímenes de lesa humanidad. Trump, por supuesto, encaja perfectamente en esa tradición criminal para usurpar la presidencia de la superpotencia nuclear, como demuestra un breviario de su praxis presidencial.

La semana pasada se jactó coram publico que había organizado el asesinato del presidente sirio Bashar al-Asad, pero que el general James Mattis saboteó la orden (Washington Post). Su criminal política socialdarwinista ante el Covid-19  –que ejecutó en contra de las advertencias directas de su asesor de Seguridad Nacional, Robert O ´Brian (28 de enero) y del presidente Xi Jinping (7 de febrero)--   ya ha causado más de 200 mil muertos (¡!) en Estados Unidos. Si China hubiera profesado la misma política, tendría hoy, con una población cuatro veces mayor, 800.000 muertos en lugar de 4.737. A través de su corrupto asesor estratégico y organizador de la campaña de 2016, el neofascista Stephen Bannon, Trump ha comprado a la prófuga viróloga hongkonguesa Li-Meng Yan para pregonar desde Estados Unidos, que el virus fue creado por un laboratorio chino. Esa operación de propaganda negra es ejecutada por Bannon y el delincuente multimillonario chino Guo Wengui vía su delictiva organización Rule of Law Society, que Wengui financia con 100 millones de dólares.

Trump, quién ha profesado más de veinte mil mentiras (false or misleading claims) durante su primer mandato, según el Washington Post fact checker, tiene, en una palabra, el perfil perfecto para robarse la elección de noviembre vía un October suprise subversivo, tal como lo hicieron Richard Nixon y Ronald Reagan, entre muchos otros de sus homólogos.

3. Nixon y la “sorpresa de octubre”: Vietnam

El ejemplo más dramático de esas maniobras electoreras criminales fue el sabotaje del candidato presidencial republicano Richard Nixon (Tricky Dick) al acuerdo de paz de la Guerra de Vietnam, en las elecciones de 1968.

Después de años de negociaciones en Paris, el presidente demócrata Lyndon B. Johnson había logrado concertar un acuerdo preliminar de paz con Hanoi. Nixon, quién estaba al corriente de las negociaciones a través de un espía en la Casa Blanca, sabía que perdería la contienda, si el candidato demócrata H. Humphrey se adjudicara la bandera electoral de la paz.

En negociaciones secretas Nixon ofreció al corrupto dictador militar de Vietnam del Sur, Van Thieu, un mejor trato si saboteara el plan de paz de Johnson y Tricky Dick ganara la Casa Blanca. Esa operación violatoria de la constitución y de las leyes estadounidenses, conocida como la Anna Chennault Affair, convenció al dictador asiático. En consecuencia, los republicanos se robaron las elecciones, la guerra se prolongó y cientos de miles de seres humanos en Indochina pagaron la guerra sucia electoral estadounidense con sus vidas.

4. Reagan y la “sorpresa de octubre”: Irán

La estratagema de Nixon fue repetida exitosamente en las elecciones de 1980, cuyo tema principal era la liberación de los presos políticos estadounidenses en Irán. El equipo electoral de Reagan ofreció el siguiente quid pro quo al gobierno teocrático de los ayatolas. Si Irán retrasaba la liberación de los 66 presos estadounidenses en Irán hasta después de las elecciones, a fin de malograr la reelección del presidente demócrata James Carter, Reagan proporcionaría armas (vía Israel) y facilidades financieras a Irán para resistir la agresión militar (petrolera) de Saddam Hussein. El complot fue aceptado por Teherán, los republicanos ganaron las elecciones y minutos después de la inauguración de Reagan, el 20 de enero 1981, los presos fueron liberados.

5. Trump y la “sorpresa de octubre: ¿Venezuela, Irán o Covid?

Trump está preparando su propia “sorpresa de octubre” para arrebatarle el triunfo electoral a los demócratas en una contienda, en la cual más del 50% de los votantes probables (likely voters) opina que ambos candidatos electorales  son “mentalmente no aptos” (mentally unfit) para ocupar la presidencia de la superpotencia nuclear (encuesta de CNBC). Considerando el peligroso perfil de Dangerous Donald (H. Clinton dixit) y la habitual guerra sucia electoral del Imperio, los gobiernos desde Caracas a Moscú y Beijin se preguntan con justa razón: ¿cuál será el october surprise del inescrupuloso Donald Trump? Tres escenarios son posibles: Venezuela, Irán o una vacuna anti-Covid.

6. ¿Agresión militar contra Irán?

Los tres escenarios posibles tienen diferentes grados de certidumbre o probabilidad. Un conflicto bélico en el Golfo Pérsico con Irán es posible, pero no muy probable, por cuatro razones: 1. Irán es militarmente poderoso; 2. Tiene profundidad estratégica, con la fuerza militar más poderosa de la tierra, Rusia, como hinterland (retaguardia); 3. El establishment militar y los servicios de inteligencia gringos están en contra de Trump; en palabras de Trump: my fucking generals are a bunch of pussies (Woodward, Rage); 4. El principal belicista sionista Benjamín Netanyahu se encuentra internamente en una situación política difícil.

 7. ¿Invasión militar a Venezuela?

Pese a que Maduro –tan patológicamente mentiroso como Trump—constantemente habla de la invasión militar gringa a Venezuela, ésta no se dará, porque: 1. No es necesaria una invasión convencional del tipo Panamá de 1989, porque el régimen de Maduro está en proceso de colapso; 2. Una invasión clásica es espectacular, muy costosa y requiere mucho tiempo de preparación logística; 3. Va en contra de la propaganda electoral de Trump de que es un candidato anti-guerra y que ha reducido el pentagonismo.

El posible uso del ejército colombiano es, por supuesto, otro espantapájaros de Maduro para el consumo interno. Por la simple razón de que ni los milicos, ni el gobierno, ni el pueblo colombiano quieren una guerra convencional con Venezuela. Ninguna de las tres entidades ganaría algo con una guerra convencional para la cual Colombia no está preparada.

¿Podría ser una sorpresa de octubre una salida negociada de Maduro? No es muy probable tampoco, porque políticamente le rinde más a Trump destruir a Maduro que contemporizar con el.

El escenario bélico que  le queda a Trump es evidente. Un bloqueo marítimo a los suministros energéticos iraníes vía el semicírculo Miami-República Dominicana-Guayana, fuera de las fronteras marítimas venezolanas, combinado con la amenaza de un ataque nuclear a Irán si responde en el Golfo Pérsico. Este es el escenario militar convencional más probable.

8. ¿Vacuna anti-covid?

La salvación con que Trump sueña es una vacuna que le permite distraer de su criminal negligencia ante la pandemia, documentada en cabalidad en el el último libro de Bob Woodward. Su problema es, que ante el espectacular fracaso científico del pulpo transnacional farmacéutico occidental para desarrollar una vacuna eficaz y segura –pese a las más de 10 mil millones de dólares que Trump ya les desembolsó anticipadamente-- sólo habrá disponibilidad de vacunas seguras desde Rusia y China. Por razones propagandísticas Trump no se atreverá a utilizarlas y tratará de imponer alguna vacuna improvisada occidental chafa en contra de la voluntad de la comunidad científica estadounidense. Y, entonces, la sorpresa de octubre será para el mismo.

Perderá las elecciones y recurrirá a un intento de golpe de Estado institucional.