Los Estados fallidos del Covid-19
Los Estados fallidos del Covid-19. López Obrador salva su proyecto socialcristiano ante Trump. Pero, su falta de ciencia ante el Covid amenaza a destruirlo.
Dr. Heinz Dieterich
Director, Center for Transition Sciences, CTS-UAM
Coordinador, World Advances Research Project, WARP
17-07-2020
1. Triunfo ante Trump, fracaso ante Covid
La gobernanza de Andrés Manuel López Obrador está marcada por una profunda división entre áreas que se manejan de manera óptima, y áreas operadas con gran inexperiencia. La visita a Washington fue la culminación de una estrategia óptima, que desarmó una tensión peligrosa con el Imperio del Norte y creó un modus vivendi propicio para la consolidación de la Cuarta Transformación.
El manejo de la pandemia del Covid-19, en cambio, es un ejemplo del otro extremo de la escala de gobernanza: muestra una peligrosa ineficiencia, que puede llevar al colapso el proyecto del presidente. La principal razón de esa ineficiencia y del fracaso de la política federal mexicana ante la pandemia es, al igual que en el caso de Trump, la falta de ciencia, agravada por el desuso del único protocolo de salud pública empíricamente validado a escala mundial, y conocido como el “Algoritmo chino de las siete sapiencias”: Zhōngguó kàng yì qī dà zhìhuì de suànfǎ.
2. Falta de ciencia ante el Covid
La razón de esta deficiencia la formuló un famoso tuitero mexicano en privado, cuando me dijo que “A la 4T le falta la T de tecnología”. Siendo la tecnología la hija de la ciencia, el discurso reza: “A la 4T le falta ciencia”. Esto es evidente en diversas áreas de la gobernanza como la comunicación y, particularmente, en la política pública de salud frente al Covid-19. La política federal anti-covid mexicana es, esencialmente y hablando sin afán polémico, una copia de la política de Trump ante el patógeno. De ahí, que las consecuencias de esta fallida estrategia son semejantes en ambos países. Abusando de la autoridad científica de Newton podemos decir, que resultados semejantes indican causas semejantes.
3. Sin tetas no hay paraíso. Sin ciencia tampoco.
La tendencia de evolución de la pandemia en ambos países es clara y ningún spin doctor oficial puede ocultar esa verdad objetiva con sus sofismas. Al día de hoy, México ya es la cuarta nación a nivel mundial en número de fallecidos, contando más de 35,000 víctimas. La tasa de muertos por millón de habitantes es 270, un múltiple de países como Vietnam, China, Uruguay o Cuba. Este dato es más ominoso aún, si consideramos, que México se encuentra apenas en la primera ola de infección; que la epidemia ni siquiera ha llegado a su climax y que las actuales medidas improvisadas e incompletas de reapertura acelerarán aún más la curva exponencial de infecciones y fatalidades, que observamos en el país y en la mayoría de los Estados de la Unión Americana.
4. El Covid-19 quita y pone presidentes
La lección de ambos desarrollos pandémicos es evidente: improvisar ante la pandemia, actuar con un management de micro-gerencia ante un macro-problema e ignorar el único protocolo responsivo de salud pública validado empíricamente a nivel global --el “Algoritmo chino de las siete sapiencias” (中国抗疫七大智慧的算法)-- puede destruir a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, al igual que a la de Trump en Estados Unidos. Máxime, cuando el sector reaccionario del empresariado azteca ya está convocando a la revolución de color” bajo la demagógica consigna de “recobrar nuestra libertad” y “salir a la calle”.
5. “Buenos, malos y feos”, ante la pandemia
La pandemia ha introducido una nueva métrica de reputación e influencia global, cuya unidad de medición es: Covid-19 muertos por millón de habitantes. Analizando la reacción de los gobiernos a nivel mundial con esta métrica, se evidencia una tipología de tres grupos:
1. el gobierno chino, que a inicios de febrero había establecido el paradigma de salud pública de control de la pandemia. Desde entonces, todo gobierno en el mundo disponía del conocimiento científico para proteger a su población. Vietnam, Japón, Tailandia, Corea del Sur, Cuba, Austria, Nueva Zelandia, etc., aplicaron de inmediato el protocolo sanitario chino.
2. Gobiernos neoliberales y populistas que minimizaron el peligro e vilipendiaron el “Algoritmo chino de las siete sapiencias”. Se trata de una gripezinha decía el neofascista Bolsonaro y el socialdarwinista Trump anunció, que es algo que “will just disappear”. Desconocieron la evidencia científica y empírica de la pandemia y lo siguen haciendo hasta el día de hoy, hundiendo a sus pueblos en un escenario apocalíptico. Abriendo, incluso, de manera irresponsable e ignorante, los espacios públicos, cuando no existían condiciones para hacerlo. Estados Unidos, Inglaterra, España, Italia, Francia, Bélgica y la gran mayoría de los países latinoamericanos pertenecen a este grupo.
3. Los gobiernos, que fueron inertes al inicio de la epidemia, pero “despertaron” en febrero, aplicando el algoritmo chino rigurosamente y controlando rápidamente al patógeno. Alemania es un ejemplo de este grupo. En México hay primeros indicios, que la científica Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, apoyada por expertos cubanos, está siguiendo ese ejemplo de rectificación de errores. Lamentablemente, no se ve el rigor necesario para implementar el algoritmo exitoso con la fuerza del Estado, ni tampoco el decidido e imprescindible apoyo del presidente.
6. El ganón de Washington
No cabe duda, que el presidente mexicano fue el gran ganador del encuentro en Washington. Para Trump no era más que un evento electoral y así fue tratado en los medios estadounidenses: una noticia de poca trascendencia ante la multidimensional crisis del Covid, de Black Lives Matter y de la decisión fiscal de la Suprema Corte en detrimento de Trump. Si Trump pensaba, que el encuentro y su show pro-azteca le iba a aportar algo de los sufragios del 18 por ciento latino del electorado estadounidense, del cual el 60 por ciento son mexicanos, le falló el tiro.
Para AMLO, en cambio, fue un gran éxito diplomático, que le dio un respiro ante los adversarios internos y la crisis nacional. Por supuesto, que es un respiro breve ante los preparativos de los adversarios de la 4T de acabar con ese proyecto histórico lo antes posible. Para ambos mandatorios, el futuro político depende de su actuación científica, coherente y firme, ante la pandemia.
¡Les queda poco tiempo para actuar!