¿Quiénes son responsables de los muertos del Covid?

Gobiernos o ciudadanos: ¿Quiénes son responsables de los muertos del Covid?

Dr. Heinz Dieterich 
Director, Center for Transition Sciences, CTS-UAM 
Coordinador, World Advances Research Project, WARP

2020-08-02

1. ¿Quién permitió la catástrofe?

Con 16.8 millones de personas infectadas por el covid-19 a nivel global, 662 mil muertos y los epicentros de la tragedia en América del Norte y Sur, el debate sobre las causas y responsables de esta catástrofe mundial se está haciendo viral. En el centro del debate está la siguiente pregunta: Si el algoritmo de control eficaz de la pandemia estaba disponible desde febrero del año 2020, desarrollado por la comunidad científica y política china, entonces: ¿quiénes son los responsables del hecho, de que algunos focos (clusters) de infección en Europa, Estados Unidos y Asia, se convirtieran en una crisis multidimensional que hace peligrar la convivencia global y la seguridad de los pueblos?

La respuesta a esta pregunta determinará la composición política de los gobiernos nacionales (elecciones) en los próximos años, reconfigurará el sistema global y hace imperativo el avance hacia una eco-civilización post-capitalista democrática mundial.

2. La cortina de humo del Covid-19

Para entender de manera objetiva la praxis de los actores políticos y sociales en este drama real, sus dramatis personae, es necesario usar una métrica científica, debido a que muchos involucrados tienen “cola que le pisen”, ya sea por negligencia, ignorancia, intereses políticos o mercantiles dominantes. Tales actores han creado una cortina de humo de tergiversaciones, sofismas y fake news, que hace casi imposible para el ciudadano común (sin formación científica) comprender la etiopatogénesis del Covid-19.  Es decir, las causas y dinámicas evolutivas del virus.

Entre estos actores y decisores se encuentran gobiernos, presidentes y jefes de Estado; políticos populistas; mistificadores y charlatanes seudo-científicos, como la Dra. Stella Immanuel, nuevo icono de Trump, que sostiene que el cubre boca no protege y cree en el sexo con demonios (demon sex) que embaraza a las mujeres vía los sueños; los mercaderes del perception management de las corporaciones farmacéuticas (Big Pharma) y el narcicismo y mercantilismo de los tecnócratas del establishment médico, cuyo perpetuum mobile son las cámaras y altos ingresos.

3. La métrica de la verdad

Para no caer víctima de esos engendros propagandísticos de diferente procedencia, la unidad de medición más sintética y objetiva para responder a nuestra pregunta es: la tasa de muertos por millón de habitantes. Es el indicador sintético (holístico) más funcional para el debate general, debido a que resume los múltiples factores de la expansión pandémica del covid-19 --como la densidad demográfica, el comportamiento poblacional, la calidad de salud pública, la política del Estado, etc.-- en un coeficiente fácil de comprender.

Utilizando esta métrica, la tasa de muertos por millón de habitantes para algunos países es, en cifras aproximadas: Estados Unidos, 470 muertos por millón; Brasil, 400; México, 270; Alemania, 108; Argentina, 60; Uruguay, 10; Japón, 08; China, 03.3; Vietnam, 00.

4. Fallaron los gobiernos

El conocimiento científico elemental de la etiopatogénesis del virus, al igual que el Algoritmo chino de las siete sapiencias (Zhōngguó kàng yì qī dà zhìhuì de suànfǎ) para controlarlo, está disponible a nivel mundial desde hace seis meses. La secuencia del algoritmo consta de siete medidas, cuya sinergia vía la implementación integral, protege a la vida humana y la producción económica.

Los siete pasos metodológicos son los diagnósticos masivos, rápidos y frecuentes; el contact tracing; la cuarentena estricta enforzada por el Estado; el uso obligatorio de cubrebocas y distancia física; la logística hospitalaria adecuada; la información verídica y sencilla para concientizar a la población; el papel trascendental del jefe de Estado o presidente, que tiene que coordinar el esfuerzo nacional, informar con la verdad objetiva y dar el ejemplo para los ciudadanos.

La disponibilidad del conocimiento científico para controlar al patógeno en febrero del 2020 deja absolutamente claro la responsabilidad del Estado ante el desastre. Sólo el Estado (sociedad política) tenía las facultades para conocer y asimilar de inmediato los conocimientos desarrollados por China, operar la necesaria transferencia de conocimientos objetivos y aplicarlos en los territorios bajo su jurisdicción. Ninguna sociedad ni organización civil podía asumir esa tarea.

5. Trump y el ocaso de los autócratas

Lo más asombroso de este drama, sin embargo, es, que siga habiendo gobiernos que no aplican el algoritmo salvador, sino que prefieren arrastrar a sus países al abismo como parte de su Goetterdaemmerung (ocaso) autocrática. Era, de hecho, la decisión explícita del megalómano Hitler, cuando entendió que su guerra de agresión mundial había fracasado. Hundir Alemania consigo, porque los Alemanes no se merecían un gran Fuehrer como él (Nerobefehl, la orden Nero).

Trump, al igual que otros autócratas, se niega a reconocer el fracaso de su kakistocrática política sanitaria-económica, para, en un cambio radical de gobernanza, aplicar íntegramente el protocolo de salvación de salud pública disponible. Esto, pese a que Estados Unidos con 4% de la población mundial, tiene el 25% de los difuntos globales y que su tasa de muertos por habitantes es dramática; como lo son también, los datos económicos del Imperio.

En el primer trimestre del año, el PIB de Estados Unidos cayó $ 186.3 mil millones (billions), equivalente al 3.4 % del GDP. En el segundo, la pérdida fue de $2.15 millones de millones (trillions), equivalente al 34.3 % del GDP. En términos anuales decrecerá en este año alrededor del 7% (FMI), mientras que el PIB de China y Vietnam, por ejemplo, crecerá en el 2020 entre el 3 y 4 %. Aún así, Trump insiste en su política de tipo Nerón, intensificando una absurda guerra económica contra China, Alemania (Nordstream), Turquía, Irán y Rusia, que acelera la destrucción del Imperio de America First.

6. ¿Fallan los ciudadanos latinoamericanos?

La concientización y organización de los ciudadanos por parte del Estado es un elemento fundamental de la estrategia anti-virus. Pero también lo es el comportamiento del ciudadano. Muchos intelectuales dicen que no se puede aplicar el método chino anti-covid en México, porque la población no es disciplinada, como en los países asiáticos. Cito a un médico y un economista, sobre su visión de este problema de la identidad latinoamericana.

El médico oftalmólogo Ernesto Quezada dice que “México no está mal. Lo que está mal somos los mexicanos y casi todos los latinoamericanos. No podemos compararnos con la mayoría de las sociedades asiáticas, que traen milenios de cultura hacia la obediencia civil, respeto por los derechos y la salud de los demás y, sobre todo, por el cuidado de su población mayor y –no hay forma de negarlo-- la confianza en sus autoridades.

7. Difícil tratar con pacientes mexicanos

En Latinoamérica se tiene que luchar con la idiosincrasia de nuestros pueblos, la ignorancia flagrante que desafortunadamente existe, la desobediencia ante el conocimiento científico y las consecuencias de décadas de gobiernos egoístas, mezquinos, ávaros y despreciativos hacia los más desfavorecidos de la sociedad.

Cómo médico puedo atestiguar lo difícil que es tratar con pacientes mexicanos que siempre niegan la responsabilidad de su malestar. Siempre, la culpa la tiene alguien más, y aparte, se resisten al tratamiento sugerido, reniegan de lo que hay que hacer y en muchos casos no lo hacen, porque la vecina les dijo que les va a hacer daño. Posteriormente regresan, como se ha visto durante la pandemia, con muchas más complicaciones. Y si algo no sale como ellos quieren, es culpa del médico o del personal de salud. Nunca de ellos ni de sus actitudes o forma de responder a lo que se les indicó. 

Se puede escuchar muy mal, pero es la realidad, el pueblo mexicano está muy retrasado en esos aspectos, en muchos casos; como se ha hecho evidente en las últimas semanas. Nos ven al personal de salud cómo sus enemigos y piensan que les queremos hacer daño. ¿Por qué? Por ignorancia y de nuevo, porque la vecina o el amigo del amigo les dijo.

Cuando recibimos algún paciente de esas otras sociedades, notamos la diferencia de una forma muy satisfactoria; pacientes informados, atentos a lo que les pasa y lo que les explicamos, sobre lo que hay que hacer y sobre todo, obedientes! Porque saben, que de eso depende que ellos y su gente alrededor estén bien. Claro que demandan atención buena y de calidad y con resultados esperados de acuerdo a lo conocido. Pero ellos se comportan de forma adecuada, de ahí, que no pueda ser por su irresponsabilidad que el tratamiento no funcionó.

No, Latinoamérica desgraciadamente no puede copiar la forma de manejar la pandemia de China. Nos faltan siglos de educación y de gobiernos preocupados por el pueblo, más que por enriquecerse, para siquiera acercarnos a eso.”

8. “Falta de capacidad, intransigencia y pelotudez

Un economista crítico mexicano interpreta el problema de la siguiente forma: “Ahora que he estado días en el hospital, en terapia intensiva e intermedia, por un problema grave de salud de un familiar, en "uno de los mejores hospitales de CDMX"; y platicado con y visto a varios médic@s y enfermer@s; no tengo duda que una de las causas (entre otras) de cómo está el país en torno a la pandemia del Covid-19, es por la falta de equipo y personal médico capacitado (se mercantilizó la salud in extremis).

...Y viviendo en un barrio popular, y siendo la mayoría de mis conocidos de barrios populares, la otra causa es la intransigencia, negligencia, pelotudez de la gente. Frente a esto y más, es difícil que modelo alguno funcione... Con todo, concuerdo con usted que algo del modelo chino se puede recuperar.”

9. Covid, monarcas absolutos y pelotudos

En una conversación con Mario Vargas Llosa en su casa en Lima, el escritor sostuvo también la idea, muy divulgada globalmente, que los latinoamericanos, a diferencia de los europeos, no tienen predisposición para la ciencia, sino para las artes, la cocina, etc. Unos son dionisíacos y los otros apolíneos, podríamos decir, con conceptos de Nietzsche. Un enfoque binomial de este tipo, obviamente no haría justicia al problema, como muestran Cuba y Uruguay por una parte, y Estados Unidos, por otra.

La verdad sobre la influencia de cada una de las dos variables –responsabilidad de los gobiernos y responsabilidad de los ciudadanos-- se refleja en la realidad objetiva que hemos medido con la tasa de muertos por habitantes y el crecimiento de la economía. Un análisis científico más profundo demostraría que una cooperación eficiente entre el Estado y la población es la clave para vencer al patógeno. Pero el peso de ambos no es igual. Si el Estado no implementa los algoritmos exitosos de salud pública --si es necesario por la fuerza-- no se puede parar la pandemia.

De ahí, que el Estado corre, según la situación nacional, con un 60 a 90 por ciento de la responsabilidad de la catástrofe actual. En el caso de Trump, su responsabilidad es del cien por ciento, porque es el decisor clave que impide toda solución racional y científica al problema. Es el monarca absoluta del l´etat c´est moi (el Estado soy yo), escasamente disfrazado de presidente constitucional de una democracia presidencial burguesa, que piensa en golpes de Estado y postposición de las elecciones de noviembre, para mantenerse en la presidencia, pese a ser responsable del “failed Covid-19 state”.

10. Ultima oportunidad para presidentes pre-científicos

La iniciativa de los trabajadores brasileños de la salud (Unisaúde) ante la Corte Penal Internacional (CPI), de que investigue al presidente Jair Bolsonaro por “crímenes de lesa humanidad”, evidencia, que las víctimas del mal manejo de la pandemia no están dispuestas a tolerar más la negligencia abusiva de los gobernantes pre-científicos.

Para los Jefes de Estado, que aún no entienden, que el tema político decisivo para su permanencia en el poder es la grave crisis del covid –ni la geopolítica, la guerra comercial, la honestidad fiscal, la corrupción, el racismo, los pecados del neoliberalismo, el Brexit, etc.— y que, en consecuencia, no aplican integralmente el protocolo científico disponible y comprobado para salvar vidas y economías nacionales, se están configurando tres escenarios futuros posibles. Perder el poder por elecciones, ser desplazados por golpes de Estado institucionales o ser removidos por la acción de las masas y/o la justicia internacional.

Quien tenga ojos, que vea…