Tupak Katari

APU TUPAK KATARI

Felipe Quispe Huanca/ 14-11-2018

Cuando apenas empecé a garabatear sobre la vida, lucha y el descuartizamiento de Tupak Katari, la tinta del bolígrafo se seca, los dedos empezaron a temblar y hasta tuve que sacudir mi cuerpo y mi espíritu rebelde. Analizar los documentos históricos, no fue sencillo, como uno piensa desde el bastión pasivo y legalista.

Tupak Katari, es el indio indómito, indócil e indomable, que nació de pie y fue cortado su cordón umbilical bajo el fuego de la guerra comunitaria de “Ayllus” contra la invasión y la colonización española a las tierras y territorios qullasuyanas.

El pensamiento político ideológico de Tupak Katari resulta ser una guía y dirección para las nuevas generaciones emergentes.

Es por ello, en las supremas rebeliones enarbolamos la bandera y la ideología tupakatarista, es un paradigma “vivo”. Que brota a flor de labios, el grito de ¡Tupak Katari, vive y vuelve carajo!

Tupak Katari fue un indio original auténtico, viene de ahí abajo, desde las bases comunarias. No fue un kasiki de estirpe servil. Se alzó en armas y llevó al Movimiento Indio de la colonia a una instancia superior y lo colocó como un gran referente para otras naciones indias del antiguo Tawantinsuyu. Demostró su capacidad combativa frente al enemigo invasor. Katari, sacudió su hirsuta melena negra con estas expresiones: “Se ha determinado sacudir este yugo insoportable y contener el mal gobierno, que experimentamos de los jefes, (porque) pasaban de la ley de Dios y por eso ahora se vuelve lo que es de Dios a Dios y lo que es de César a César”. Con esta posición política ideológica ha iniciado la guerra india contra los invasores coloniales. Escribieron otra historia, es una historia de hermosos colores, llena de filosofía indianista que realza y abre los corazones de piedra del antiguo indio nativo, para enfrentar al asqueroso y horroroso sistema colonial. Entonces, qué le quedaba al indio ilota. No hay otra salida más digna y más pura de tomar el camino de las armas, para enfrentar al ejército de Dios y del Rey foráneo y todo su sistema implantado sobre las raquíticas espaldas de los labriegos de la tierra.

Nuestros ancestros, en las acciones combativas, se mantuvieron firmes y consecuentes con la causa. Supieron arrancar estas “vivas” expresiones, más alentadoras y organizadoras. Donde el corregidor Sebastián de Segurola, lo recoge en su diario de campaña de 1781 y anota con este rubor: “Habiéndose notado en los enemigos un espíritu y pertinacia tan horrible que desde luego pudiera servir de ejemplo a la nación más valiente: porque no obstante estar atravesados de balazos, los unos sentados y los otros tendidos, aun se defendían y nos ofendían tirándonos muchas Piedras”. Este es el carácter sublime de nuestros abuelos, porque ellos no han sido unos “cojudos” y cobardes pusilánimes, sino han demostrado su valentía y el honor revolucionario. Por más que fue poderoso el enemigo invasor, se enfrentaron con toda hidalguía y el orgullo Aymara. Pues, nunca jamás de los jamases hemos sido de alma lacayo. Somos de esa carne de carne, de esa sangre de sangre, y se quedó la semilla en las praderas de la cordillera nevada de los Andes y llega hasta las tierras medias y bajas (Amazonía).

El movimiento indio en armas de 1781, con sus acciones de hecho nos inspiró de ser anticolonialista, antirracista, anticapitalista, y antiimperialista. En sus documentos políticos ideológicos nos enseñó en forma textual con estas expresiones verdaderamente descolonizadoras, donde manda y ordena: “Ya pasando a cuchillo a los sacerdotes, y ya quemando las iglesias, en cuyos términos tampoco oyesen misas, ni se confesase, ni menos diesen adoración al Smo. Sacramento”. En la actualidad los mal llamados tupakataristas no son capaces, ni llegan a la altura de Katari.

Estamos viendo con nuestros propios ojos y escuchando con nuestros propios oídos los discursos de los pseudokataristas-indianistas que surgieron en estos últimos tiempos de un carácter enfermizo, pacifista, conciliadora. Es un descarado extravío de estos elementos nocivos, porque ellos, con un oído escuchan las misas y con el otro las ceremonias que brindan los yatiris en los lugares sagrados. Juran empuñando la mano izquierda, luego juran haciendo la cruz románico con la mano derecha. Con la mano derecha se persignan y con la otra van “ch’allando” a la Pacha-Mama madre tierra. ¿Esta es descolonización? Hasta cuándo vamos andar confundidos con ese sincretismo político cultural. Es una vergüenza tener dos cerebros, dos caras, dos cuerpos y tener dos dioses. Si el histórico Tupak Katari estuviera “vivo en cuerpo y espíritu”, estoy plenamente seguro que a esos supuestos Kataristas-nacionalistas apasionadamente los fusilaría o sino los llevaría al filo del cuchillo y a la horca comunitaria y los botaría al lago de la muerte.

Un día como hoy, el 14 de noviembre de 1781, fue descuartizado por cuatro corceles reales. Aunque nos duela y cause estupor narrar aquel fatídico y feroz descuartizamiento inconciliable del histórico Katari, no amerita olvidarlo ni ignorarlo, más bien queda como mácula perenne hasta las generaciones venideras. Tenemos que sentirnos orgullosos y valerosos, porque su espíritu todavía vibra y palpita en cada corazón y con mucha razón en las nuevas generaciones emergentes. Como símbolo y ejemplo vivirá siempre, como la eterna juventud del Tata Inti (Padre Sol). Su generosa sangre derramada en Peñas se quedó como un germen perpetuo y se convirtió en una valiosa herramienta política, ideológica, anticolonial, antifeudal, antirracista, anticapitalista y antiimperialista de siempre.

Jallalla Tupak Katari
Jallalla Bartolina Sisa

BIBLIOGRAFIA

De Ballivian y Roxasm Vicente. (1977) Archivo Boliviano, Colección de documentos relativos de la Historia de Bolivia. La Paz-Bolivia: Tomo 1. Edición Casa Municipal de la Cultura “Franz Tanayo”.

Del Valle de Siles, María (1990) Historia de la rebelión de Tupac Katari. 1781-1782. La Paz-Bolivia: Ed. Don Bosco.

Quispe Huanca, Felipe. (2007) Tupak Katari Vive y Vuelve… Carajo. La Paz: Edición Pachakuti.