TV decide elecciones

Televisión decide Elección mexicana 2021

Heinz Dieterich/10-12-2019

1. Esquivar la Tumba reelectoral

Las elecciones mexicanas de junio del 2021, que decidirán si la 4ta Transformación de Andrés Manuel López Obrador conservará o perderá su mayoría parlamentaria, serán decididas por la televisión. Pensar que los ciudadanos premian con la re-elección a los gobiernos que mejoran su situación social, es una idea romántica y falsa. La derrota electoral del Frente Amplio en Uruguay, el colapso gubernamental del PT en Brasil y la implosión del gobierno de Evo en Bolivia –quién implementó la mejor política económica de toda América Latina— ilustran la falacia de esta hipótesis reformista. La decisión de reelegir o no a un gobierno depende primordialmente de la percepción de la política gubernamental, no de la calidad objetiva de esta. Para decirlo crudamente: el lugar de decisión de la reelección no es el programa social del barrio marginado, sino el software del ciudadano. Una buena política desarrollista es una condición necesaria para la victoria, pero no es suficiente. Entender dialécticamente este hecho constitutivo de la política real, es la clave del triunfo re-electoral del 2021.

2. Guerra psicológica y Televisión

El éxito económico-social de un gobierno no genera per se lealtad política, sino ambición. Los desfavorecidos, convertidos en clase media, quieren más. Y, si los embaucadores de la derecha les prometen más, votarán por ella. El gobierno, que cree en la simplista ecuación de la socialdemocracia criolla –a mayor mejora de condiciones de vida, mayor lealtad política-- excava su propia tumba reelectoral. Por la simple razón, de que la verdad objetiva y la verdad mental no coinciden. La verdad mental (subjetiva) se construye sobre la percepción de la realidad, que, a su vez, es gerenciada esencialmente por especialistas vía la televisión: el llamado perception management. En esta dinámica nacional por el control de las mentes, las redes sociales ejercen también alguna influencia, al igual que las empresas capitalistas que se llaman “prensa” --y qué viven de los anuncios estatales, o sea, de nuestros impuestos, y empresariales (tasas de ganancia). Sin embargo, el 90 por ciento de la percepción del mundo de los ciudadanos pasa por la televisión. En la época post-Gutenberg, en el siglo de la imagen digital, la Welt-Anschauung (visión del mundo) del ciudadano común es una función dependiente de la pantalla digital, del smart tv.

3. Es la Percepción, Burro

El gobernante, que descuida este hecho constitutivo de la política contemporánea y no neutraliza la permanente erosión televisiva de su base social por el adversario, no será reelegido. Por más ético que sea o social su política, necesita un sistema de contrapropaganda eficiente en todos los niveles del software humano, para triunfar en la guerra psicológica socialdarwinista por el soft power. Se actúa en un escenario binario, donde las dos opciones son ser martillo o yunque. De ahí, que la célebre consigna coyuntural de Bill Clinton --“Es la economía, Estúpido” - It´s the Economy, Stupid – que le dio el triunfo presidencial de 1992, debe profundizarse hasta llegar al más hondo nivel estructural-estratégico de la lucha política contemporánea: It´s the Television, Stupid.

4. Donald Trump, Sigmund Freud y Reelección I

Fue Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, quién fundó en 1923 la ciencia de las relaciones públicas, propaganda y manipulación, con su libro Crystallizing Public Opinion. Iniciando con esa obra, desarrolló los conceptos claves para la cohesión y el control de las sociedades modernas complejas, particularmente las que se administran vía la democracia circense burguesa. La “manufactura” o “ingeniería” del consenso (the Engineering of Consent), categoría divulgada meritoriamente por el amigo Noam Chomsky, y la televisión como “puerta abierta hacia la mente pública” (open Doors to the public mind), son dos de esos conceptos claves, cuya utilidad los hizo ingresar rápidamente al arsenal de control de las masas (mind control) de las élites políticas.

5. Donald Trump, Sigmund Freud y Reelección II

Si se agrega a la obra científica de Bernays la contribución de Josef Goebbels, de que la constante repetición de la mentira genera un universo mental alterno, en el que el ciudadano percibe a la falacia como “verdad”; la potencia fragmentadora ideológica de la teoría de la identidad social (social identity theory); la eficacia de la psicología aplicada y de la mercadotecnia actual; la amoralidad capitalista del éxito a cualquier precio; las pésimas universidades, que producen industrialmente tecnócratas, o sea mindless biological algorithms (abogados corruptos, médicos sin ética hipocrática, historiadores y politólogos vulgarmente superficiales y clasistas), en lugar de sujetos; el poder fulminante de la comunicación digital y la esclavización de las masas por las “neurosis colectivas” (Freud) de los fake news religiosos (cristianismo, islam, hinduismo, abrahámicas, etc.), entonces se tiene una descripción casi completa del modelo de dominación de Trump.

6. El poder de Big Brother

El poder de este modelo de dominación se muestra en el hecho, de que alrededor del 40 por ciento de la población estadounidense está dispuesta a reelegir a ese usurpador plutócrata delincuencial y antidemocrático, que controla mediáticamente (tv y twitter) a los oportunistas congresistas del Partido Republicano, a la Corte Suprema, al racismo blanco, a los noticiarios más impactantes estadounidenses y a los movimientos del mercado (ver obra del premio nobel Robert Schiller, Narrative Economics). De ahí, que la elección presidencial 2020 y el impeachment del presidente se deciden entre las corporaciones mediáticas “Fox News” del billonario Rupert Murdoch y la “CNN” de los billonarios de AT&T, la telegeneidad y las mentiras de los dos candidatos y, sobre todo, la calidad de las agencias de marketing, que pueden pagar para su gerencia de percepción del electorado.

7. Mono sapiens y Televisión

Cuando Edward Bernays habló en 1947 de la televisión como “open doors to the public mind”, era más que una metáfora. Era la comprensión profunda del homo sapiens como ente biológico, que es, al mismo tiempo, físico y metafísico. 3.5 mil millones de evolución biológica habían producido finalmente una especie, caracterizado por un delgado barniz cultural de cien mil años y una reducida influencia cognitiva, sobre un sustrato material pre-racional. Este híbrido es fácil de entender. Basta ver a los individuos que acuden a los actos de Donald Trump, y su rápida metamorfosis en una manada controlada completamente por reflejos de Pávlov, que el gran chamán dirige magistralmente desde el podio; o también, el comportamiento, casi determinísticamente previsible de las masas en los estadios de futbol. O, el terrorífico hecho, de que alrededor de la mitad de la humanidad obedece a las narrativas infantil-esclavizantes de los chamanes que administran las “neurosis colectivas”. Es decir, a un universo paralelo poblado por ángeles, demonios, animales sagrados y culebras que se comunican con seres humanos, para ofrecer manzanas; mientras sólo el 15 por ciento de los estadounidenses acepta que el ser humano es el resultado de la evolución natural explicada por Darwin.

8. Revolución de color de Trump

El ambiente de protofascismo y golpe blando de Estado contra la democracia burguesa en Estados Unidos, promovido por la Subversión de los Demonios (revolución de color) al estilo Trump, ha generado preocupación y odio generalizados entre los servicios de inteligencia, el foreign policy establishment y los militares democráticos, contra el presidente espurio. La Rand Corporation, el más notorio centro de pensamiento estratégico (think tank) de la CIA, expresa esa conmoción política en su reciente estudio Truth Decay (Putrefacción/descomposición de la verdad), donde define el concepto como “el papel cada vez menor de los hechos y datos en la vida pública estadounidense”. Cuatro tendencias caracterizan ese proceso, según la Rand y la CIA:

1. el aumento del desacuerdo sobre los hechos (facts) y las interpretaciones analíticas de hechos y datos;

2. el desdibujo entre opinión y hecho;

3. el creciente volumen relativo y la influencia resultante de las opiniones y experiencias personales sobre los hechos;

4. decreciente confianza en fuentes de hechos anteriormente respetadas.

9. Subsidios partidistas y Re-elección

Todos esos conocimientos científicos, que explican cómo y por qué los ciudadanos toman sus decisiones electorales -- los decisores de la praxis humana-- son públicamente accesibles. La gran interrogante es, entonces, por qué la socialdemocracia criolla no usas esos conocimientos para triunfar en sus procesos de transición reformistas. ¿Por qué esa docta ignorantia de sus partidos e intelectuales en toda América Latina que, dotados de miles de millones de pesos, no tienen ni un sólo “centro de pensamiento estratégico”, que merezca el nombre?

10. Re-elección y Castas doradas

De la misma forma se presenta la incógnita azteca del 2021. México sostiene con miles de millones de pesos del erario público (impuestos ciudadanos) a gigantescas universidades públicas –tan sólo en la Capital están la UNAM, la UAM y el Politécnico-- y a centenares de carreras de comunicación, sociología, psicológica y “ciencias” políticas. Sabiendo que la televisión es el campo de batalla decisivo, dónde se decide la continuidad o el fin de la 4ta Transformación en 2021: ¿no sería lógico que el país tuviera múltiples análisis universitarios dinámicos sobre la correlación de las fuerzas televisivas, que descomponen la verdad y las fuerzas digitales progresistas? ¿Sacrificando tanto dinero el pueblo de México, no sería lógico y ético, que tuviera a su disposición una multiplicidad de análisis universitarios según el modelo de los fact checkers del Washington Post, una variedad de análisis de contenidos y unos estudios cuantitativos de la penetración (ranking) de los noticieros propensos a los hechos, y aquellos que promulgan el “desdibujo entre opinión y hecho” sobre la 4ta Transformación?

11. ¡Nos gana la Rand Corporation!

¿No sería posible, en fin, que la socialdemocracia criolla y las grandes burocracias académicas, financiadas por el pueblo, tuvieran, al menos, el compromiso sistémico democrático nacional, que hasta la Rand Corporation en California demuestra?