Venezuela, la salida democrática
Avanza Guaidó. Peligra Salvación Democrática Nacional
Heinz Dieterich/ 5-02-2019
1. Guaidó y Soros
Con el reconocimiento de la Unión de Repúblicas Bananeras Europeas (URBE), comúnmente conocida como Unión Europea (UE), al golpe de Estado imperialista de Washington en Venezuela, la Operación Maidán II de regime change marcha a la perfección. George Soros, uno de los arquitectos de la operación, junto con los peleles gubernamentales canadienses de Washington y varias transnacionales petroleras, pueden estar felices. El guion de la “revolución de color”, como reconoció públicamente el ministro del exterior de Ucrania, Pavlo Klimkin, no falla ni en su versión tropical. De hecho, ante el anafalbetismo político-científico de la socialdemocracia criolla y la “izquierda” global, ¿cómo podría fallar? En apenas treinta años fueron víctimas del regime change monroeista de Washington en América Latina: Ortega en Nicaragua, Noriega en Panamá, Aristide en Haití, Chávez en Venezuela, Zelaya en Honduras, Lugo en Paraguay, Kirchner en Argentina, Lula y Rousseff en Brasil, Correa en Ecuador y, durante décadas, la Revolución Cubana. La intervención y el cambio de gobiernos por Washington es algo así como la ley de gravitación en el hemisferio occidental. Pero, aun así, la ignorante “izquierda” se niega a reconocer las leyes de la gravitación política --es decir, la inevitable agresión y subversión imperialista-- y preparar la conciencia colectiva nacional y global necesaria para derrotarlas.
2. El campo de batalla hoy
Desde que inició la Operación Maidan II con la Declaración del Grupo de Lima (4.1.2019), Washington ha sabido mantener la iniciativa estratégica en esta ofensiva final. Hoy día, Maduro se encuentra, como Hitler en abril de 1945 en la Batalla de Berlin, sin defensa posible. Puede suicidarse como el dictador, morir como Gaddafi o Saddam Hussein, terminar en una celda como Noriega o irse al exilio. No hay más salidas que éstas. Cada día que se aferra más a su trono en el Palacio de Miraflores, y es apoyado por la corrupta generalidad militar, facilita más el avance de la ofensiva estadounidense-europea y el fortalecimiento de su Calibán político, Guaidó. Desde 2013, Maduro ha sido objetivamente un agente del imperialismo estadounidense, porque ha creado todas las condiciones necesarias para la imposición incondicional de los intereses de Washington en el país. Por eso, no puede seguir en Venezuela y, por eso, cualquier apoyo para él es un apoyo para Washington.
Lo mismo es válido para el joven simpático Guaidó con su inconfundible sonrisa de “Colgate brillante”. Guaidó ha dicho, que sus fuerzas no le temen “a la guerra civil”. Obviamente, no tiene idea de lo que significa una guerra civil, pero es evidente, que alguien con este grado de inmadurez, incultura y frivolidad no puede conducir responsablemente a un país. Peor aún, no es más que un peón promovido por el imperialismo desde la Casa Blanca, sus vasallos canadienses en Ottawa y el “International Crisis Group” en Bruselas, uno de los múltiples tentáculos de la revolución de color del octopus neocon George Soros. De ahí, que con Guaidó la Casa Blanca y Big Oil gobernarían a Venezuela, tal como ahora la gobierna la estupidez y los usurpadores de Maduro. Ninguno de los dos sirve a la Patria.
3. Salvación democrática nacional
La única salvación democrática nacional consiste, por lo tanto, en la formación de una tercera fuerza (y posición) de negociación de la transición, que se desarrolla vertiginosamente. La fuerza potencial para esta alternativa existe, pero en estado amorfo. No está organizada. Esta es la gran diferencia con la solución sandinista de 1989. No existe, en este momento, una vanguardia nacional democrática que pueda llenar el vacío que la muy pronta salida de Maduro dejará. La pregunta es, si alcanza el tiempo disponible antes de la caída, para construir esa vanguardia, que puede entenderse como un Frente Nacional Democrático Patriótico (FNDP). Sin embargo, no hay alternativa, porque de las tres fuerzas políticas endógenas que compiten por el control de la transición venezolana --las de la Cuarta República, de la Quinta y de la Sexta-- sólo la última permitirá la refundación del país en condiciones democráticas.
4. Precondiciones de la Salvación
La lucha por la transición se refiere a dos vectores trascendentales: el nombramiento de los equipos decisores en los altos mandos de poder ejecutivo, legislativo, jurisdiccional, militar, económico y exterior, y la determinación de las condiciones concretas de la salida de Maduro y los parámetros de las elecciones presidenciales y generales. Lo segundo es, por supuesto, una función de lo primero. Los equipos conductores determinarán el futuro del país. Hay que considerar dos factores adicionales, que hacen aún más complejo el conflicto venezolano. El país es un campo minado de la gobernanza global, que se disputa entre Washington, Beijing, Moscú y Bruselas, por sus recursos minerales. Y ya es parte íntegra de la disputa electoral presidencial del Imperio del año 2020.
5. Cinco Imperativos para la Salvación
Para salvar los intereses populares y nacionales en las negociaciones de transición, las fuerzas progresistas necesitan actuar sobre cinco imperativos, es decir, cinco equipos profesionales de negociación del futuro con Washington, las FANB, China y Rusia, en primer lugar; y, en secundo lugar, con los europeos y latinoamericanos. Estos directivos colectivos podrían estar compuestos de la siguiente manera.
1. En la presidencia colectiva interina nacional (dirección política ejecutiva colectiva) deben de estar Juan Guaidó, Rafael Ramírez, Miguel Rodríguez Torres y José Guerra.
2. En la dirección colectiva transitoria de las FANB deberían de estar los generales Rodríguez Torres, Raúl I. Baduel, Padrino López y Cliver Alcalá.
3. En la dirección colectiva de la economía José Guerra, Víctor Álvarez, Felipe Pérez Martí, Oly Millan Campos.
4. En la dirección de PdVSA debe estar Rafaél Ramírez.
5. En la negociación de las relaciones exteriores debe estar Roy Chaderton.
6. Ni Guaidó, ni Maduro: Bolívar
Para la constitución de la Tercera Fuerza, el Frente Nacional Democrático Patriótico (FNDP), y su equipo gubernamental pueden proponerse, por supuesto, otros cuadros también calificados y dignos. Pero, lo decisivo ahora es acelerar el proceso de constitución de esa alternativa democrática nacional patriótica mediante la configuración de una vanguardia de conducción y salvación, que no deja por más tiempo la iniciativa estratégica del proceso en manos de Washington y sus operadores internacionales.
¡La tarea vital consiste en arrebatarle la iniciativa estratégica a Guaidó y Maduro. Porque ambos son operadores del Imperio, que enfrentaría El Libertador, sin duda alguna, con la espada en la mano!